“Bueno, ellos dicen que has olvidado Introducción Babe es una película de 1995 basada en el libro infantil de Dick King-Smith [3] The Sheep-Pig [4] en el que se relata cómo Babe, un cerdo joven cuyo destino era ser usado como alimento en la granja, termina convirtiéndose en un ‘cerdo-ovejero’. En esta historia, y su adaptación a la gran pantalla, los animales son antropomorfizados con el objetivo de expresar las ideas y los miedos, deseos, ilusiones y sentimientos de las ovejas, perros, patos, caballos, cerdos y demás animales que viven en la granja de los señores Hoggett. Entre estos sale a relucir Babe [5], a quien se muestra como un cerdo inocente, ignorante de la realidad, y sobre todo del cruel destino que le depara a los de su tipo, ser la cena. Poco a poco se va dando cuenta del “verdadero” lugar que ocupa cada animal en la granja, la dieta a base de animales de la familia del amo y cómo ser ‘cerdo-ovejero’ le permitirá escapar de ser parte del menú. Esta obra cinematográfica contó con “970 animales, incluidas 550 ovejas y 47 lechones. Los animales son usados a través del filme combinando acción en vivo con acción digital mejorada por computadora y utilizando, en ciertas secuencias, también marionetas animatrónicas” (American Humane Association, 1995). Según reporta la American Humane Association, los animales se encontraban tan bien entrenados que el uso de animales animatrónicos se limitó a las escenas en donde se requería de agresión, por lo que ninguno sufrió daños físicos ni falleció durante la realización de la película. Este hecho permitió que la película contara con el sello ‘No Animals Were Harmed’ que certifica el bienestar de los animales usados en la producción. La película tuvo una gran recepción por parte del público y obtuvo muy buenas críticas. Fue nominada a siete categorías de los premios Oscar [6] y ganó la de mejores efectos visuales. Además de su éxito, impactó la vida de una gran cantidad de espectadores. Muchas personas jóvenes (más que todo niñas y ahora mujeres jóvenes) se convirtieron en vegetarianas como un resultado de ver Babe. Estas personas son frecuentemente llamadas “vegetarianos Babe”, influenciadas por lo que ha sido llamado “el efecto Babe.” […] [Incluso,] el actor James Cromwell, quien interpretó al granjero Arthur Hoggett en Babe, también se volvió vegano (Nobis, 2009, p. 56). Babe aparece como una herramienta audiovisual que invita a dejar el escepticismo tradicional que tenemos frente a los animales como sujetos sin mente y abre el camino para verlos como individuos que merecen ser considerados moralmente. Además, interpela a la audiencia de forma que insta a repensar sus hábitos alimenticios y reconocer el continuo asesinato de potenciales Babe [7]. Pero, sobre todo, la historia de Babe relata la liberación del estatus de cerdo-alimento a través del reconocimiento de sí como un sujeto ‘indispensable’ [8] para su amo. Esta liberación del individuo acarrea un costo, traicionar a sus hermanos y hermanas para ser parte de lo que Val Plumwood (2012) llama el contrato de compañía, un acuerdo que le asegura no volver a ser visto como carne a cambio de servir a su amo y ayudarle en el ejercicio de opresión sobre aquellos a los que Fly [9] se refiere como ‘animales tontos’. Para comprender cómo Babe pasa de ser un cerdo-alimento a ser un cerdo-ovejero, analizaré apartados de la película en donde se evidencia el lugar de Babe como cerdo en el mundo de la granja. Me apoyaré en los conceptos de especismo y construcción social, y revisaré el recurso del antropomorfismo en la obra y su validez dentro de la misma. No limitaré mi análisis a Babe, también me referiré al pato Ferdinand, un personaje que merece ser resaltado por su aporte al análisis crítico de la película. Para finalizar, expondré a Babe como un cerdo emancipado del estatus de alimento y su nuevo yo como sujeto indispensable, que a pesar de todo no se libera del dominio humano. Ser antropomorfizado y seguir siendo un animal El cine, y también la literatura, posee la capacidad de lograr que el ser humano reflexione sobre su actuar hacia sí mismo y hacia los otros, que se pregunte qué es lo adecuado, lo permitido, lo justo, lo bueno o lo malo. Así, “[e]l cine no es la mera ilustración de sujetos éticos, sino una matriz donde acontece el acto ético-estético, inaugurando una nueva posibilidad de reflexión” (Fariña & Solbakk, 2012, p. 17) a través de la encarnación de personajes, de la toma de decisiones y de la vivencia de dilemas morales. En el cine, el sujeto no observa desde la pasividad, es activo ante el acto de creación que acontece ya que se abre a un diálogo intersubjetivo con un otro ficticio, pero real. El otro no tiene que ser necesariamente humano, estar vivo o muerto, sino que sólo es en tanto que busca comunicarse con el observador, interpelarlo y confrontarlo consigo mismo. Las películas sobre animales normalmente no los presenta desde su ser animal, sino que se les muestra como animales antropomorfizados, es decir interpretados en términos de características humanas (Guthrie, 2013). El antropomorfismo es una herramienta recurrente en la búsqueda de entender el mundo y en este a los animales, por lo que es un recurso fácil de encontrar en diferentes escenarios. Por ejemplo, las fábulas en donde se les dan atributos morales a los animales o, en el arte, como muchos hemos apreciado en las pinturas de Cassius Marcellus Coolidge [10] donde se ve a los perros jugando al póker. Estos ejemplos han sido entendidos generalmente como representaciones antropomorfizadas de los animales, sin embargo, este uso frecuente de otorgarles un set de características humanas a los animales, como la ropa, lo prejuicios o caminar en dos patas, invisibiliza el yo de ellos, y más que antropomorfizarlos, los humaniza. La humanización es una forma extrema de antropomorfización que elimina las características del animal en su representación y deja sólo la proyección humana en un cuerpo animal que no es humano [11]. Esta forma de mostrar a los animales ha sido la aproximación clásica que los humanos han tenido hacia ellos, una forma en la que se ha invalidado el yo de ellos. Humanizar al animal es un error al momento de interpretarlos, pues lo que se hace es usar al animal como un medio para la transmisión de un mensaje que pudo haber sido comunicado sin haber empleado ningún animal para ello. En cambio, la antropomorfización es una herramienta desde la que es posible representar al animal a partir de su naturaleza haciendo uso de atributos humanos, como el lenguaje, de tal forma que los animales puedan ser entendidos desde su yo sin perder la idea del animal que se ve. Con el objetivo de aproximar al público a lo que cada animal experimenta, Babe antropomorfiza a los animales al presentarlos como seres que se expresan oralmente. Este tipo de representación ha sido frecuentemente juzgada pues se considera que “cuando nosotros representamos animales (que no pueden representarse a sí mismos) construimos modelos que están determinados por nuestros propios intereses más no por el de ellos” (Simons, 2002, p. 134). Es decir, se sugiere el riesgo de humanizar a los animales en su representación, pero este no es el caso de Babe. En la obra se busca evidenciar la experiencia de los animales en la granja, es decir, bajo el destino al que están sujetos por sus diversos estatus y relaciones con el granjero Hoggett, el amo de la granja, y su familia. Esta representación busca mostrarlos más allá de sus hábitos naturales sin que dejen de ser los animales que normalmente se piensan en la sociedad. Dick King-Smith dijo una vez sobre su trabajo: Por mucho que me encante “El viento en los sauces” [12] y las obras de Beatrix Potter, nunca visto mis animales con ropa. Se comportan como deberían comportarse los animales, con la excepción de que abren la boca y hablan el inglés de la reina (The New York Times, 2011). El que los animales hablen en la película potencia que los veamos como sujetos narrativos, con una historia de vida que contar, con mente y consciencia propia. Así, en lugar de alejarnos de lo que es el animal, su parlamento nos aproxima a ese sujeto con un yo que ha sido negado por la tradición filosófica occidental [13]. Al respecto, Plumwood (2012) afirma que en Babe se “recupera al animal como sujeto y observador recíproco en vez de ser el fondo, un objeto observado de manera pasiva” (p. 71). El recurso del lenguaje hablado en la representación de los personajes recuerda y pone en evidencia la inteligencia de cada animal, su experiencia en el mundo y su capacidad emocional. Por ejemplo, [l]os cerdos son animales inteligentes, y muchos los consideran iguales –o superiores– a la inteligencia de los perros. […] Las ovejas tienen desarrollada la conciencia social y las interacciones […], se ha encontrado que las ovejas pueden ser enseñadas para recordar los rostros de 50 diferentes ovejas (Nobis, 2009, p. 60). La representación de estos animales en Babe, muestra cómo el joven cerdo es tan inteligente como los perros de la granja al lograr ser reconocido como pastor por el amo, y con Maa [14], evidencia la habilidad relacional de las ovejas desde la interacción con sus congéneres y los otros animales. Los diálogos exponen esa inteligencia y complejidad emocional a partir de los cuestionamientos, ideas y críticas a la realidad que viven. Así, “[l]a imagen [antropomorfizada] de los animales que Babe presenta es cercana a la verdad: los animales tienen mentes complejas con un rango de capacidades intelectuales, emocionales y sociales (Nobis, 2009, p. 61). Una imagen que nos permite entenderlos y verlos como sujetos que merecen ser considerados dentro de nuestras preocupaciones morales. Babe, como herramienta representacional en el cine, aproxima a la audiencia a la experiencia de lo que se cree que es ser un animal de granja: a estar condenado a morir, a ser clasificado y tratado de acuerdo con el tipo de relación que se comparta con el ‘amo’, pero, ante todo, a estar atrapado en “las cosas como son” [15]. Esta realidad de los animales, no sólo en Babe, sino en la vida real, refleja el lugar de inferioridad que tienen en la sociedad humana y la supremacía del humano sobre estos esclavos. Una supremacía que se justifica según la especie a la que se pertenece. Especismo en la granja Hoggett La existencia o clasificación de los animales de granja o de compañía da cuenta de un tipo de discriminación. Perros, gatos, cerdos, patos y los humanos son animales, pero sólo los últimos tienen un tipo de consideración moral privilegiada. Generalmente, todos los animales pueden ser asesinados, cuidados o protegidos, pero el ser humano sólo puede ser protegido, por lo que cualquier vejamen contra este se castiga. La razón de esta distinción es simple: no es cualquier animal, es humano. Este trato preferencial por encima de los demás animales se ha denominado especismo, un término que aparece en 1970 con el psicólogo Richard Ryder, pero que se popularizó con Peter Singer, quien lo definió como “un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras” (Singer, 2011, p. 42). Sin embargo, el especismo no se puede entender solamente como la discriminación humana sobre otro, o al menos así nos lo muestra Babe. En la escena cuando Rex, el perro pastor que dirige a los animales de la granja, le llama la atención al pequeño cerdo luego de que este irrumpe en la casa del amo y crea un desastre, Rex, ubicado por encima de los demás animales reunidos en el granero como se ve en la Figura 1, dice: “Respetaré las reglas. Para cada criatura su propio destino. Cada animal en su propio lugar, y el lugar propio de un cerdo es debajo de la vieja carreta, no en el granero y, absolutamente, nunca en la casa” (Noonan, 1995). Figura 1: Escena película Babe, el cerdito valiente Rex se encuentra por encima de otros animales, su posición en el granero y palabras son un ejemplo del especismo en donde Babe, al igual que otros animales son excluidos y relegados a ciertos espacios y deberes debido a su especie. En este sentido, el especismo se entiende como “la discriminación en contra de aquellos que no son clasificados como pertenecientes a una o más especies particulares” (Horta, 2010, p. 7), una discriminación de Rex, un perro, hacia Babe, un cerdo. A pesar de que el especismo se puede ver en los animales de Babe, esta es una actitud humana debido a que es el único ser capaz de tratar de forma injusta e injustificada a otro por razones basadas en la pertenencia a determinada especie. Como se aprecia en Babe, en la granja del señor Hoggett algunos de los animales fueron especistas con el joven lechón, una discriminación debido a lo que representa su especie dentro de las construcciones sociales humanas; es decir, una discriminación de Rex aprendida de los humanos. En estas construcciones Babe no sólo es un cerdo, sino que es un recurso, un cerdo-alimento, que debido a su estatus no tiene derecho a pisar la casa más que convertido en un jugoso jamón [16]. Así son las cosas [17] La primera escena de la película muestra de forma cruda el lugar de los cerdos en el mundo al exponer a Babe, su mamá y hermanos en una granja industrial. Babe aparentemente sale de este mundo al ser escogido para ir a una feria, pero lo que vemos es que salió de un lugar donde moriría de forma segura luego de un tiempo de encierro y explotación, a un espacio abierto donde podría morir. En la granja y por medio de la posibilidad de relacionarse con otros, Babe tuvo la oportunidad de ser algo más que un cerdo-alimento. Cuando llevan a Babe a la granja del señor Hoggett, los cachorros de Fly indagan por lo que es ese animal: Cachorro 1: ¿Qué es? ¿Mamá? A su corta edad, los hijos de Fly conocen que “sus” amos, el señor y la señora Hoggett, se alimentan de animales. Pero no consumen cualquier animal, sino animales estúpidos, que por ser así están destinados al consumo humano y a fines productivos. Como lo explica Fly, el cerdo, junto con los pollos, los patos y las ovejas, son animales diferentes a los perros, animales inferiores. Una idea que se pone en duda cuando los cachorros se aventuran a ver al cerdo. Cachorro 3: Sí luce tonto, Mamá. En esa interacción con los perros, Babe sorprende a Fly al refutar la idea de que los cerdos son estúpidos, para ella no era sencillo comprender a ese joven cerdo como un ser inteligente pues como dice DeMello “las palabras sobre los animales forman nuestro entendimiento de estos” (2012, p. 284). Llamar a un animal estúpido hace que se presente ante la razón humana, y en este caso ante los demás animales de la granja, como un animal inferior, y, por lo tanto, su valor como individuo se ve aminorado e incluso eliminado. Estas representaciones del mundo que tienen los cachorros y Fly son resultado de lo aprendido de sus amos, quienes han organizado el lugar de cada uno de los animales de la granja bajo un sistema de consideración y clasificación determinado por el uso que tiene cada animal en la cultura occidental. Desde la Antigüedad se ha identificado al animal no humano como un ser inferior que se contrapone a la naturaleza superior del humano, un “animal racional” (Política, 1988) [18] cuya racionalidad le permite dominar por encima de las bestias ‘irracionales’. La visión de los animales como inferiores permitió que el humano asignara a cada especie su lugar y telos de acuerdo con el uso que se le podía dar. Estas asignaciones se han denominado construcciones sociales, artificios humanos que se caracterizan por ser dinámicos pues varían según la cultura, el lugar donde se encuentran los animales y la cercanía de estos con los humanos. Estos artificios se evidencian en las escenas citadas, en donde Fly se percibe como diferente al cerdo por el uso que los humanos les han dado dentro de la granja: los cerdos son alimento y los perros ayudan en labores como cuidar el alimento. Entre los diversos artificios humanos que han determinado el lugar de los animales en el mundo, un ejemplo es la escala sociozoológica propuesta por los sociólogos Arnold Arluke y Clinton Sanders. Construcciones sociales como esas “están hechas para que las jerarquías parezcan naturales más que hechas por el hombre, de tal forma que las inequidades también parecen naturales” (DeMello, 2012, p. 50). Esta escala discrimina en dos grandes grupos a los animales, los buenos y los malos, que se determinan por el beneficio o peligro que representan para el hombre. Los buenos animales tienen un valor en la sociedad porque son útiles como compañía o instrumentalmente útiles como ‘herramientas’. Hay una relación amo-sirviente en ambas categorías donde el lugar del animal está claramente subordinado al de los humanos. […] Los animales malos tienen un problema con su lugar en la sociedad. Ellos pueden ser freaks que confunden su lugar, alimañas que se alejan de su lugar, o demonios que rechazan su lugar. Son rarezas que provocan repulsión, visitantes no deseados que provocan miedo o atacantes peligrosos que provocan horror. (Arluke & Sanders, 1996). La forma como se construye la idea de los animales se encuentra determinada por el lenguaje y el discurso, dos elementos que contribuyen al dominio del hombre como ser superior por encima de los seres inferiores. Palabras como bueno o malo dentro del discurso sobre los animales crea representaciones de estos seres, ideologías bajo escalas de valor que toman importancia en la sociedad humana y se reflejan en acciones hacia estos seres (Stibe, 2001). Estas ideologías no son algo que sucedan en un espacio ininteligible, sino que como perceptores jugamos un rol activo al aceptar o negar los supuestos que se encuentran esquemáticamente determinados desde el inicio. Así, las imágenes socialmente construidas de los animales son “configuraciones de las que nosotros, los perceptores, somos en gran medida responsables” (Douglas, 1973, p. 55). Las construcciones sociales que asignan el uso y trato que deben tener los animales no son verdades absolutas cuya refutación es imposible. Así, ideas como ‘los cerdos son estúpidos y los animales estúpidos se comen’ son ideologías basadas en supuestos que no han sido cuestionados, pues como dicen los animales en Babe a forma de mantra: así son las cosas. A pesar de que construcciones como perro-bueno y ratón-malo sean artificios refutables, en el mundo de la granja del señor Hoggett son la verdad bajo la que viven todos los animales. Babe es un animal estúpido, un cerdo-alimento que no puede entrar en la casa, dormir en el granero o pastorear ovejas. Es un animal bueno en tanto que cumpla la función asignada por los humanos, ser la cena. Ferdinand, el inicio de la rebelión Con rebelión me refiero al levantamiento contra la idea de que cada animal tiene un lugar y debe comportarse según este. En la granja del señor Hoggett existe un personaje que es consciente de su lugar dentro del supuesto orden de las cosas en el mundo. Se trata de Ferdinand, un pato que en la película se presenta como secundario, pero dentro de la lucha contra ‘el destino’ impuesto por los humanos es el personaje principal. Ferdinand representa la rebelión contra las cosas como son al ser el único animal en la granja que desde el inicio de la película no se comporta como se espera que lo haga, es reflexivo, crítico y dice la obvia verdad que todos parecen ignorar. Los humanos no comen gatos. ¿Por qué? Ellos son indispensables: cazan ratones. Los humanos no comen gallos. ¿Por qué? Ellos hacen huevos con las gallinas y despiertan a todos en la mañana. Yo traté con las gallinas, no funcionó. Comencé a cantar y ¡oh! descubrí mi talento. Pero tan pronto me convertí en indispensable ellos traen una máquina para hacer el trabajo (Noonan, 1995) [19]. Ferdinand conoce el propósito de cada animal en el orden de la granja, el suyo es ser la cena, un uso del que está al tanto. En este punto vale traer la obra de Orwell Rebelión en la Granja en la que el Viejo Comandante [20] es el único consciente de la realidad de los animales en la granja. Él dice: “hay que reconocerlo: nuestra vida es desgraciada, laboriosa y corta. Nacemos, […] nos obligan a trabajar hasta el último aliento y, en el instante en el que nuestra utilidad llega a su fin se nos sacrifica con una crueldad espantosa” (2019, p. 24). El Viejo Comandante y Ferdinand conocen la cruda verdad de sus vidas, una verdad que los inspira a levantar una rebelión contra la explotación humana que se ha justificado bajo principios arbitrarios. La rebelión de Ferdinand, a diferencia del Viejo Comandante, es un levantamiento a nivel individual, aunque Ferdinand es afectado por el destino de sus congéneres [21] no busca cambiar la forma en la que los patos son percibidos, sólo la forma en la que los amos lo perciben a él. La rebelión que inicia Ferdinand como individuo parte de la siguiente idea: Si la vida de un animal en el mundo de la granja se encuentra determinada por lo indispensable que pueda ser en la vida de los amos, entonces seré indispensable. Ferdinand se rebela ante la noción de tener un destino sellado, pero su lucha individual por escapar de la muerte no tiene el resultado esperado. Al fallar como ‘pato-despertador’ [22] se ve obligado a esconderse, no muere, pero tampoco logra convertirse en el pato indispensable que los amos jamás comerían. Su estrategia fracasó porque el nuevo uso que trató de adjudicarse lo podían suplir los gallos y relojes con los mismos resultados. En cambio, Babe tuvo éxito no sólo porque pastoreaba como si hablara con las ovejas, algo que sólo él podía hacer, sino también porque este nuevo uso implicaba ayudar al amo a dominar sobre los otros animales. Babe, el cerdito-ovejero En su discurso ante todos los animales en el granero, Rex dice: “cada animal debe aceptar lo que es y estar agradecido por ello” (Noonan, 1995). Esta frase va hacia Ferdinand y Babe, quienes se han estado comportando diferente a lo esperado para los de su especie. Aceptar lo que es y estar orgulloso de ello no es algo difícil para Rex, es un perro pastor, por lo que entra a la casa, acompaña al amo, recibe cariño y no se encuentra en el menú. Rex es el animal de compañía y trabajo del amo, por lo que no cuestiona cómo son las cosas para él y los otros animales, sólo sigue las órdenes del amo y lo ayuda a que cada animal ocupe el lugar que siempre han tenido. Debido a esta fiel creencia de Rex de que cada animal tiene un ‘destino’ que el amo se encarga de hacer cumplir, Babe termina siendo un problema. Babe, a diferencia de Ferdinand, desconoce el destino de su especie dentro de la granja. Por esta razón, las acciones que lo llevan a convertirse en cerdo-ovejero no se asocian con escapar de un cruel final, la muerte. Esta ignorancia se evidencia con la llegada de la Navidad. Babe habla con Maa en espera de poder visitarla, pero ella se despide diciendo “oh, jovencito, no hay algo más trágico para tu tipo, siempre pensaré en ti” (Noonan, 1995). Estas palabras de Maa no son claras para Babe. Él celebra la Navidad sin saber qué es lo que le depara. Recordemos las palabras de Ferdinand al respecto “Navidad significa muerte”. Los amos han medido el cuerpo del joven cerdo y se preguntan cuándo matarlo, pero Hoggett no tiene interés en acabar con Babe ya que ha visto que es un animal peculiar y convence a su esposa de comer a un pato [23]. A medida que avanza la película se expone cómo Babe llega a mostrar sus habilidades como cerdo-ovejero, algo que al amo Hoggett le alegra, pues sus pastores Rex y Fly no se encuentran en condiciones de participar en el concurso anual de pastoreo en el que el amo siempre participa. Hoggett lleva a Babe y sus perros al campo para poner a prueba los talentos que cree que el pequeño cerdo tiene. Pero para Rex, un orgulloso perro ganador de premios y gran ejemplar de su raza, esta situación es una ofensa, pues no sólo ve al cerdo pastorear el rebaño, sino a Fly, su compañera, alentándolo [24], Rex: Tú y yo descendemos de los grandes perros ovejeros, cargamos la línea de sangre del antiguo Bahou. Defendemos algo, y hoy vi con vergüenza cómo todo eso fue traicionado. Esta posición de rechazo hacia Babe no sólo se aprecia en Rex, cuyo orgullo ha sido herido al ser reemplazado por un animal con el propósito de alimentar a los amos. También se puede ver en la escena cuando a los organizadores del concurso de pastoreo se les presenta Babe como un participante y estos responden: “¡seremos el hazme reír de cada organización de perros pastores en cada país civilizado del mundo! […] ¿qué veremos el año siguiente, una hiena haciendo un show de salto?” (Noonan, 1995) [25]. Además de Rex, a Duquesa, la gata de la señora Hoggett, le molesta el nuevo rol de Babe en la granja. Cuando Babe se ha mostrado como un ser indispensable para el amo, este le deja entrar a la casa, pero su ingreso al hogar no es bien recibido por parte de Duquesa, ella lo araña e inmediatamente es echada fuera por el amo Hoggett. Como venganza, ella, en la Figura 2, le revela a Babe el lugar que ocupa su especie en la granja y en la vida del amo Hoggett. Figura 2: Escena de la película Babe, el cerdito valiente. Duquesa: No estoy segura de si te has dado cuenta qué los demás animales se están riendo de ti por el trabajo con las ovejas. Cuando Babe se enfrenta a esta realidad, reacciona señalando que es un cerdo diferente, “pero yo soy un cerdo-ovejero”, con el objetivo de que su nuevo uso lo ayude a emanciparse de la etiqueta de alimento [27]. Babe supera este choque con la realidad gracias a la muestra de afecto por parte del amo, quien con ese gesto le da la seguridad de que es un cerdo ‘indispensable’. En la competencia de pastoreo, Babe reafirma este estatus de indispensable [28] con la aprobación del amo por su excelente desempeño. Al final de la película vemos que Babe, como individuo, se ha emancipado de la categoría de alimento. Ahora él ha aceptado ser parte de un nuevo contrato, el de los animales de compañía. Da cuenta de este nuevo contrato el collar rojo que lleva puesto Babe al final de la película, un elemento que Rex y Fly, e incluso el caballo, portan en sus cuellos y que los acredita como miembros ‘especiales’ en la granja de los Hoggett. Estos miembros tienen unas características, no se deben comer y se puede controlar fácilmente. Con este nuevo estatus Babe no busca ser reconocido como un sujeto con un yo al cual considerar, sino que espera ser un medio irremplazable para los fines del amo. A pesar de que los animales en la granja se presentan como individuos con una experiencia de vida rica y compleja (Nobis, 2009), ellos no se perciben de esta forma, pues la vida les ha enseñado que su lugar en el mundo es ser útiles a los amos, una utilidad a corto o largo plazo dependiendo del tipo de relación o contrato que se tenga con los humanos. La emancipación de Babe implica que le ha probado a los humanos que es listo, encantador y útil (Heldke, 2011). Ha demostrado que puede estar en un nuevo tipo de relación con el amo en donde participe de las prácticas opresoras [29] sobre los otros animales. Babe, al igual que Fly, Rex y los demás animales, todavía se encuentra sujeto a los artificios humanos, sólo que esta nueva posición le asegura no terminar en un plato. El costo de este lugar “privilegiado” es darle la espalda a los demás animales como Paulus Potter lo muestra en su pintura Punishment of a Hunter [30]. Babe se encuentra del lado de los humanos, quienes persiguen y asesinan a otros animales para satisfacer sus deseos. Babe no mata animales, sólo pastorea ovejas, no busca la emancipación de la categoría alimento de sus congéneres, ni su liberación del yugo humano, sólo que al final del día el amo diga “bien hecho, puerco”. Conclusiones La obra de Babe impactó la vida de algunos de tal forma que el consumo de carne, en especial la de cerdo, se vio disminuido (Nobis, 2009). Esto podría entenderse en un sentido como progreso hacia un mundo mejor para los animales si el interés se hubiera extendido en su mayoría a todos los animales y no sólo a los cerdos. Parece que, para llegar a considerar moralmente a los animales, se debería llevar a la gran pantalla un historia como la de Babe para cada animal, así el público podría reconocer el sujeto que es cada uno y empatizar con ellos. Pero, al igual que sucedió con Babe, el uso de este recurso podría generar preocupación por un individuo y no por la especie de la que este hace parte. En un mundo ideal, debería bastar la presentación de un animal como un sujeto narrativo para comenzar a ver en los otros a ese sujeto con un yo y experiencia de vida que merece tener relevancia moral. El antropomorfismo que se presenta en Babe permite que el público entienda lo difícil que es la vida de un animal cuyo ‘destino’ está escrito por las construcciones sociales. Este ‘destino’, en el que aparentemente están atrapados todos los animales, es resultado de la actitud especista del humano que ha creado categorías bajo las cuales se ha construido la forma como la sociedad ve y trata a los animales. Dentro de estas construcciones sociales Babe y Ferdinand son animales-alimento, una cruda realidad que Babe desconoce y de la que Ferdinand ha querido escapar en su búsqueda de ser indispensable. Ferdinand es la imagen de la rebelión ante los artificios humanos que han determinado su lugar en el mundo pues es el único personaje que cuestiona la idea de “las cosas como son” y no se comporta como se espera de un pato desde el inicio de la película. El personaje de Babe expone la ignorancia que viene con la inocencia. Este cerdo no buscaba dejar de ser alimento con sus habilidades pastoriles, pero resultó que estas le permitieron emanciparse de la categoría ‘alimento’, más no liberarse del yugo humano pues ningún animal puede ser libre, sólo cambiar de etiqueta, en últimas así son las cosas. Desde esta perspectiva, Babe deja como moraleja: para que un animal no se encuentre en el menú debe trabajar a favor del rol de dominio del hombre sobre los demás. Al final, Babe no fue un cerdito tan valiente, pues para no ser comido tuvo que demostrar que es listo para obedecer, encantador para atraer y útil para servir a los fines humanos. Sólo así, un animal como el cerdo puede hacer parte del contrato de compañía y convertirse en un animal ‘indispensable’. Referencias American Humane Association. Babe (1995). No Animals Were Harmed a program of American Humane. Recuperado el 15 de junio de 2020 de https://humanehollywood.org/production/babe/ Aristóteles. (1988). Política. M, García Valdés. (Trad.). 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The John Hopkins University Press. Noonan, C. (Director). (1995). Babe [Película]. Kennedy Miller Productions. Orwell, G. (2019). Rebelión en la granja. Debolsillo Plumwood, V. (2012). ‘Babe’: The tale of the speaking meat. En: The Eye of the Crocodile. Australian National University Press. Simon, J. (2002). Anthropomorphism: The Non-Human as Human. En: Animal Rights and the Politics of Literary Representation. Palgrave Macmillan. Singer, P. (2011). Liberación Animal. Trotta. Stibe, A. (2001). Language, Power and The Social Construction. Society and Animals, 9(2), pp. 145-161. The New York Times. (enero 7 de 2011). Dick King-Smith, Author Whose Novel Inspired ‘Babe’, Dies at 88. The New York Times. https://www.nytimes.com/2011/01/08/books/08smith.html
que eres un cerdo, incluso dicen que
no sabes para qué son los cerdos”
(Duquesa, 1995) [2]
Fly: Es un cerdo.
Cachorro 2: Ellos se lo comerán cuando sea grande.
Cachorro 3: ¿También nos comerán?
Fly: ¡Por Dios, No! Los amos sólo comen animales estúpidos como ovejas, patos y pollos (Noonan, 1995).
Fly: No tan tonto como las ovejas, eso sí. Pero los cerdos son definitivamente estúpidos.
Babe: Disculpa, no lo somos (Noonan, 1995).
Fly: Pero él es sólo un pequeño cerdo.
Rex: Mayor es el insulto (Noonan, 1995).
Babe: ¿Por qué harían eso?
Duquesa: Bueno, ellos dicen que has olvidado que eres un cerdo, incluso dicen que no sabes para qué son los cerdos.
Babe: ¿Qué quieres decir? ¿Para qué son los cerdos?
Duquesa: Tú sabes para qué los cerdos están aquí.
Babe: ¿Para qué estamos cualquiera de nosotros aquí? [26]
Duquesa: Las vacas están aquí para dar leche. Los perros, para ayudar al esposo de la ama con las ovejas. Yo estoy aquí para ser bella y cariñosa con el amo.
Babe: Si…
Duquesa: El hecho es que los cerdos no tienen un propósito, tal como los patos no tienen un propósito.
Babe: Yo no enti…
Duquesa: Está bien, cielo. Por tu bien seré directa. ¿Por qué los amos tienen patos?: para comerlos. Así que ¿por qué los amos tienen cerdos? El hecho es que animales que no parecen tener un propósito realmente tienen uno. Los jefes tienen que comer. Es probablemente el más noble propósito de todos, cuando te pones a pensar sobre ello” (Noonan, 1995).
NOTAS
[1] El título hace alusión a la traducción al español de la película Babe, un cerito valiente.
La traducción hace alusión al título del cuento The Gallant Pig del cual parte esta obra cinematográfica.
[2] Cita de Noonan, 1995.
[3] Dick King-Smith fue un granjero por 20 años, razón por la que sus escritos trataban “mayormente sobre animales y frecuentemente sobre cerdos, sus favoritos” (The New York Times, 2011).
[4] La obra fue retitulada The Gallant Pig para el mercado americano (New York Times, 2011).
[5] Babe no es un nombre que le otorgue el amo, para el amo el nombre del animal es ‘puerco’.
[6] Fue nominada a mejor imagen, mejor director, mejor guion adaptado, mejor edición, mejor dirección artística, mejor actor, y mejores efectos visuales. Ganó el Oscar por mejores efectos visuales.
[7] No amplío el reconocimiento del asesinato de animales como los cerdos a todos los animales destinados al consumo humano debido a que Babe no aboga por los otros animales, ni siquiera por su propia especie. “El hecho de que sintamos lealtad hacia este cerdo no se traduce en nada como afinidad por todos los cerdos, y una negación a comer cualquiera de ellos” (Heldke, 2011). En el caso de aquellos que hicieron parte del efecto Babe, estas fueron personas que reconocieron en cada animal a un potencial Babe en el sentido de ser un sujeto con una compleja y vasta vida interna, un grupo pequeño de personas en relación con aquellas que ha visto a película sin que sus hábitos alimenticios se hayan modificado.
[8] Con ‘indispensable’ me refiero a ser una herramienta o elemento fundamental que no puede ser reemplazado fácilmente en la vida de los amos.
[9] En la película, Fly es una perra de raza Border Collie que acoge a Babe.
[10] Pintor estadounidense que realizó una serie de 18 pinturas en las que muestra a perros con diferentes actitudes humanas, entre las cuales se resaltan los perros jugando al póker, una actitud que protagonizó 9 de sus obras.
[11] No hay que olvidar que el ser humano es también un animal como todos los demás.
[12] El Viento en los sauces es un clásico de la literatura infantil inglesa protagonizada por un topo que en la primavera conoce a diversos animales con los cuales vive varias aventuras.
[13] Desde la Antigüedad se ha pensado que los animales son seres inferiores al carecer de la naturaleza racional del hombre y estar sometidos a sus instintos, lo que los hace simples instrumentos al servicio del hombre. Así lo sugieren grandes pensadores como Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, entre otros.
[14] Ella es la oveja líder del rebaño.
[15] “The way things are” es la frase que los animales en la granja repiten continuamente en alusión al destino que les correspondió y del cuál no pueden escapar.
[16] En el capítulo The way things are uno de los cachorros de Fly hace alusión a que los cerdos vivos no tienen permitido entrar a la casa. Al parecer Babe no escucha esta afirmación, lo que lo mantiene en ignorancia sobre su lugar dentro de la granja. Una ignorancia de la que él es el único partícipe.
[17] Este título corresponde al capítulo de la película titulado “The way things are”.
[18] La obra original data del siglo IV a.c.
[19] Ferdinand se refiere al reloj que adquiere la señora Hoggett para levantarse en las mañanas. Con esta adquisición buscaba evitar que el ruidoso pato que tanto le molestaba continuara levantándola en la mañana.
[20] El Viejo Comandante es un cerdo de raza Middle White de la novela Rebelión en la Granja de George Orwell. El cerdo, al ser el animal más viejo se percibe como el más sabio en la granja.
[21] Se evidencia cuando la pata Roxane es la cena de navidad.
[22] Ferdinand trata inicialmente de reemplazar al gallo en las mañanas en la tarea de despertar a todos en la granja.
[23] En lugar de decir comer pato, utilizo comer a un pato con el sentido de evidenciar que se está comiendo a un individuo y no un simple platillo. La expresión común de comer pato, cerdo o carne, desubjetiviza al animal con la intención de ignorar la vida detrás del plato servido.
[24] Fly adopta a Babe como su cachorro una vez ella ha perdido a los suyos. Dentro de su rol de madre opta por apoyarlo en la idea de pastoreo y ayudarlo a que logre ser como ella, una perra pastora. Así, Fly cumple un rol importante en la realización de Babe como cerdo-ovejero.
[25] Se evidencia otro ejemplo de lo inverosímil que es para algunos ver a animales “destinados” a un lugar y uso realizar otras actividades en espacios que no han sido tradicionalmente suyos.
[26] Esta pregunta de Babe se puede entender de una forma trascendental que refleja la pregunta por el propósito de cada ser en el vasto mundo. Si se le respondiera a Babe, podríamos llegar a que no hay un propósito establecido para cada uno de los animales, un ‘destino’ como se les ha hecho creer, razón por la que hablar de un cerdo-ovejero sería algo coherente.
[27] Lo que cabe preguntarse es la suerte que procedió para los 47 lechones de los 970 animales “actores”, ¿se habrán salvado de su destino al mostrar aptitudes como ‘cerdos-ovejeros’?
[28] Un estatus que se sugiere por primera vez cuando Babe se encuentra enfermo la mañana antes de la competencia. Rex entra y le dice “ánimo, el amo te necesita” (Noonan, 1995). El granjero Hoggett necesitaba a Babe para poder participar, no había nadie más, él era indispensable y Rex lo sabía.
[29] No sólo el pastoreo es una de esas prácticas, sino también la industria alimentaria, pues Babe, al igual que Rex, Fly y Duquesa, son animales que comen otros animales.
[30] Esta obra de arte del siglo XVII expone cómo los animales que usualmente son cazados castigan a los cazadores, humanos y perros que siempre los han acompañado.