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Lo ominoso es la familia

Andrés Rosental

Universidad Autónoma de Entre Ríos, Instituto Clínico de Buenos Aires

andresrosental@hotmail.com

1. Freud. Lo ominoso es lo familiar

Si uno empieza a recorrer el texto que dedica Freud al afecto de lo ominoso (1919) lo primero que se podrá constatar es que el autor divide su estudio en, al menos, dos partes. Empezaré por la primera que se podría calificar de característica lingüística, filológica, y que lo lleva a deducir que el sentir mencionado tiene que ver con lo familiar (Freud, 1919, p.220) Lo primero que nota es que la forma en que tiene esta palabra de escribirse en el alemán es a partir de la negación de esta, como si nosotros utilizáramos en castellano en vez del término ominoso o siniestro, “no-familiar”. Sin embargo, se nos menciona que no todas las experiencias que nos sean nuevas o no familiares nos provocan ese afecto particular, allí debe existir algo más que se le agregue a esta característica.

A los fines e intereses de este trabajo voy a detenerme en una puntualización que hace Freud sobre este agregado. Lo primero entonces que se establece es que no hay una contrariedad entre lo familiar y lo no familiar, sino más bien una relación de contigüidad o de reverso, una puede devenir en la otra según algún tipo de operación que pueda recaer sobre la experiencia. En este sentido, Freud se detiene en una observación de Schiller para decir que lo ominoso “es todo lo que estando destinado a permanecer en secreto, en lo oculto, ha salido a la luz” (Freud, 1919, p. 225). Se podrá concluir parcialmente en que si a determinada experiencia de lo familiar se le agrega el componente de la exposición de un elemento que no está destinado para tal fin podría dar, como resultado, la experiencia de lo ominoso o no-familiar. Dejo este punto por un momento para dar un pequeño rodeo.

Algo que me llamó la atención, aunque esté a simple vista, es que Freud hace uso de lo unhemlich al modo de un adjetivo, es la cualidad de una experiencia. Este uso particular para calificar una experiencia a partir de un sustantivo no debería parecer una verdad de Perogrullo, sino más bien la indicación de una forma de interpretar las cosas. Con esto quiero referirme a que si algo en Freud tiene esa cualidad algo ambigua entre lo familiar y lo no-familiar es la vida anímica infantil. Hay que recordar, así mismo, que al tiempo en que el texto al que me refiero sale a la luz es contemporáneo con el historial que conocemos como el de El Hombre de los Lobos (Freud, 1918). No tomo como una casualidad esto, sino más bien la posibilidad de leer una intención en el pensamiento de Freud. Es que, entre muchas de las cosas que uno puede retomar del historial es patente que una de las intenciones es mostrar que las neurosis de los adultos son retoños de la neurosis infantil, que el tratamiento de la vida adulta no puede prescindir de lo infantil (p.10). Para decirlo de una vez, del factor infantil. Lo familiar en el texto de lo ominoso lo lleva a Freud, en el espíritu de esa época a retomar la vida anímica infantil bajo el nombre de factor infantil.

Ahora bien, bajo factor infantil podemos encontrar, al menos, cuatro modalidades: la primera que tiene que ver con la no distinción entre lo que es un objeto animado y uno inerte (Freud, 1919), la segunda tiene que ver con la presencia de los dobles, la tercera (aunque no es el orden cronológico en el que aparece en el texto) es el borramiento de los límites entre el mundo de la realidad y la fantasía y, por último, el que me interesa a los fines de este estudio es la repetición de lo igual que debe combinarse con otros factores por ejemplo el afecto de desvalimiento frente a eso que se repite como así también el hecho de que esa repetición sea no deliberada, cambiando la idea de la casualidad por la de la fatalidad o lo inevitable.

Llegado hasta aquí debo puntuar lo que se ha obtenido en este rodeo para poder avanzar con la serie elegida. Hemos de quedarnos, entonces, con la idea de que lo ominoso es la adjetivación de una experiencia que pudiendo ser familiar devino, por la interacción de otros factores, no-familiar. Estos otros factores tienen que ver con la vida anímica infantil, aquello que podemos nombrar como el factor infantil, y en particular el que se subrayó, la repetición de lo igual, el desvalimiento frente a esa repetición no deliberada que anuncia una fatalidad inevitable.

2. Sharp Objects: Lo ominoso es la familia.

Vayamos a Sharp Objects (Adams, et al., 2018). La serie distribuida por la cadena HBO comienza a partir de una serie de asesinatos en una ciudad ficticia en el sur de los Estados Unidos. Camille Preaker, el personaje principal de la trama, devenida reportera es citada por su editor. A medida que los capítulos van sucediéndose se accede a los objetivos que tenía este sobre su empleada el cual era, excusa de la cobertura de los asesinatos mediante, que la escritora volviera a su ciudad de origen, Wind Gap, con la idea de que pudiera resolver sus problemas, aparentemente, de alcoholismo. Digamos que lo que se le propone ya no tiene que ver con lo familiar sino más bien con la familia. La propuesta es que vuelva con su familia. El puntapié que se da con la serie es pasar de la adjetivación de una experiencia como familiar al sustantivo “la familia”, pero, ¿qué es la familia?

En este punto me sirvo de una definición que da Miller en “Cosas de familia en el inconsciente” (2007), allí dirá que:

la familia tiene su origen en el malentendido, en el desencuentro, en la decepción, en el abuso sexual o en el crimen. ¿Acaso está formada por el marido, la esposa, los hijos, etcétera? No, la familia está formada por el Nombre-del-Padre, por el deseo de la madre y por los objetos a. ¿Están unidos por lazos legales, derechos, obligaciones, etcétera? No, la familia está esencialmente unida por un secreto, está unida por un no dicho- ¿Qué es ese secreto?, ¿qué es ese no dicho? Es un deseo no dicho, es siempre un secreto sobre el goce: de qué gozan el padre y la madre” (p.12).

Si descomponemos la cita entonces nos sirve para ubicar tres cuestiones en relación a la familia. La primera es que el origen de la misma es traumático, que está compuesta no por personajes sino por funciones y un objeto o las formas del objeto a y que estos elementos están unidos por un goce que permanece secreto, de algo que no se habla. Sharp Objects materializa lo que Freud encontró como adjetivo, es decir que, lo traumático no es lo familiar sino la familia. Lo produce a partir de ubicar un trauma fundacional en relación al goce de la madre, de la impotencia del Nombre del Padre en barrarlo y que esto permanece como algo de lo que no se habla teniendo consecuencias en la posteridad.

2.1. El origen traumático

Camille Preaker es la primera hija de Adora Crellin heredera de una de las grandes fortunas de la ciudad a partir del desarrollo de la actividad productiva principal que es la crianza y faena de cerdos. En el capítulo 4 (Adams, et al., 2018) accedemos a una conversación entre ellas que evoca los primeros momentos, Adora menciona: “Cuando estaba embarazada de ti pensé que me salvarías. Creí que me amarías… y entonces, mi madre me amaría. Desde el inicio no hacías caso, no comías, como si me castigaras por haber nacido.” Esta hija vendría a ocupar el lugar de la posible buena relación entre todos los actores familiares, sin embargo, en la cita queda claro que lo que se produce desde el momento del nacimiento es ese mal encuentro entre el goce de esta madre y la decisión de esta hija. Este no hacer caso quedó del lado del no comer, no dejarse alimentar.

Esto queda reforzado en el capítulo 6 que lleva por nombre “Cereza”. El padrastro de Camille, Alan, le menciona tras una discusión: “Sí que te pareces a tu abuela solo sonrío cuando rechazaste que Adora te amamantara”. Como así también aparece una escena en la que la reportera pincha una cereza de una tarta que estaba comiendo y tiene un recuerdo en la que se ve aparecer a ella en su época de adolescente en un uniforme colegial rojo. La hermana menor le menciona a la madre: “Mamá, ¿no te dan ganas de comerla?”, a lo que esta responde: “Como una jugosa cereza”.

El trauma, en tanto desencuentro fundante, está establecido en la discordancia de la relación entre esta madre y su hija, generación tras generación. Pero lo que se pone en juego en este punto es la dinámica oral en la que se deriva, y esto toma el tinte de lo ominoso, en tanto si no se come es comida.

2.2. La familia conformada por el Nombre del Padre, El deseo de la Madre y los objetos a

Debemos reconocer en esta formulación una llamada al factor infantil. Si tomamos los matemas tal como Lacan (1957-1958) repensó el Complejo de Edipo encontramos estos mismos elementos. De esta forma se escribe DM/X donde aquí la “X” se puede ubicar como el objeto a en tanto esa letra designa el lugar de objeto en el deseo de la madre. Respecto al Nombre del Padre que aquí vendría a ser el elemento que viene a borrar ese deseo, es decir, ser el operador que permita que ese hijo/a devenido al lugar de objeto en ese deseo materno no quede tomado completamente.

La serie es clara en esto, del Nombre del Padre ni noticias. La contundencia está en ese punto en que la presencia de este elemento está basado en su ausencia. Las instancias de la ley y sus representantes son una burla para esta madre que le dice al Jefe de Policías, por ejemplo, que él puede tomar las decisiones que considere necesarias pero que en la ciudad hay poderes que pueden decidir que él no tome más decisiones (Adams, et al., 2018).

2.3. Unida por un secreto sobre el goce

Con este material que se ha puntuado toma relevancia los primeros minutos del capítulo 7 que comienza con un recuerdo en el que se ve a Camille de adolescente rechazando un remedio casero que le ofrece su madre. Un poco más adelante se nos muestra una entrevista entre un detective adjunto a la investigación de los homicidios y una enfermera de Wind Gap. Allí se refieren a Adora y la enfermera menciona, como diagnóstico el Síndrome de Münchausen. Lo que importa en este punto no es referirnos al Síndrome en sí mismo, sino a lo que es puntuado con ello.

La profesional, con ese nombre, localiza una forma de goce particular en la cual una madre se da a ver a los otros o al Otro como alguien devota del cuidado de sus hijos a condición de enfermarlos hasta el punto de llevarlos a la muerte. Con esto se revela el destino fatal que tuvo una de las hermanas menores de Camille quien sí aceptó lo que ella no, el lugar de objeto en ese deseo materno no dialectizado.

Hacia el final de este mismo capítulo a partir de la confesión de una amiga de la familia Camille puede reconocer lo que siempre fue un secreto: “Tú lo hiciste difícil. Para ti y para Adora. Con Marian fue fácil. Solo se recostaba y lo tomaba”.

Para ser claro en este punto, lo que quiero señalar es que si una madre ubicada en el lugar del Otro hace de la necesidad de la alimentación una demanda, transforma el alarido en un mensaje, da una interpretación al grito informe, hacia donde nos lleva la serie es más bien a la fórmula de que esta madre no convierte la necesidad en una demanda, sino que es ella la que demanda la necesidad para su propio goce. El secreto de una fatalidad inevitable que une a toda la familia.

3. Lacan con Freud: Lo ominoso como forma de retorno del factor infantil

Al inicio del trabajo había mencionado que si uno se remite al texto de Freud (1919) podría ubicar dos momentos en que recupera la intelección de lo ominoso. Ubiqué la primera que llevó a distinguir lo familiar / no-familiar y desde ahí al factor infantil. Es momento de recuperar la segunda vertiente. También remite al factor infantil, pero, más específicamente, a la manera o modalidad en la que aparece que es una forma de retorno. Por decirlo de otro modo, es la aparición de algo, es la presentificación de algo que no debería.

Lacan (1962-1963) a la altura de su décimo seminario dedicado a la angustia va a ubicar que este afecto se produce, justamente, por la aparición de algo en el lugar donde debería ubicarse una falta. De allí que pueda llegar a decir que lo ominoso en su relación con la angustia deviene de que “falta la falta” (p.52).

Retomando los postulados que desarrolló en lo que conocemos como el esquema óptico dirá que lo que caracteriza nuestra imagen reflejada en el lugar del Otro es una falta, es del orden de una evocación, no hay una reflejo exacto y totalizante. Ahora bien, Lacan ubica que esta ausencia, lo no especularizable de nuestra propia imagen, también está en relación a una presencia, pero en otro lado el cual es inaprensible para el sujeto. Para el autor, retomando a Freud, este es el lugar de lo familiar, esa ausencia que le permite hacer al sujeto un orden del hogar. Justamente, si deviene no-familiar es porque allí no aparece ese vacío, sino que está ocupado por la presentificación del objeto.

Finalmente nos menciona:

¿No saben ustedes que no es la nostalgia del seno materno lo que engendra la angustia, sino su inminencia? Lo que provoca la angustia es lo que nos anuncia, nos permite entrever, que volvemos al regazo. Lo más angustiante que hay para el niño se produce, precisamente, cuando la relación sobre la que él se instituye, la de la falta que produce deseo, es perturbada, y ésta es perturbada al máximo cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima (p. 64)

La serie llevó a ubicar el lugar de objeto en que el personaje queda en relación al goce materno, llevó a reconstruir el momento del trauma fundacional en el rechazo del producto del seno materno. Ahora bien, ¿en esto encontramos el afecto de lo ominoso? En el capítulo 8 llamado “Leche” (Adams, et al., 2018) nos encontramos al inicio con la re actualización de la escena traumática, pero con una pequeña distinción. Camille simulando gran malestar acepta recostarse en la cama y beber el remedio casero hecho por la madre (que luego se nos da a conocer que está compuesto de ansiolíticos, jarabes, veneno para ratas) en esta instancia sí podemos reconocer el afecto ominoso con lo cual cabe la pregunta ¿Por qué?, porque justamente se presentifica aquello que no estaba hecho para aparecer, lo que siempre la salvo a Camille fue el hecho de que en su rechazo del pecho materno construyó un vacío en el cual alojarse, falta que no había en el lugar del Otro y que queda evidenciado por el destino de sus hermanas menores.

4. Camille: La salvación por el trauma

Ubicado el trauma como aquel mal encuentro o desencuentro con lo real del goce de esta madre intentaré referirme a esto como la salvación por el trauma. Lo primero que es ubicable es que el buen encuentro lleva a la peor de las desgracias, como mencioné, en el destino de las hermanas menores. Pero se puede decir algo más. Bassols (2015) en una conferencia que brinda en la ciudad de La Plata va a ubicar el trauma a partir de una gramática particular haciendo uso de la categoría de lo imposible en Lacan. Entonces dirá que lo traumático no es tanto la experiencia que se vivió sino, sobre todo, lo que no cesa de no suceder. Lo que no puede terminar de escribirse.

Retomando la serie, todo el tiempo se nos muestran dos acciones que realiza Camille. Una tiene que ver con la ingesta de alcohol, no hay escena en la que no comience o termine bebiendo. La otra, no es algo que se nos muestra haciendo, pero sí los efectos que son las marcas de cortes en su cuerpo. El detalle de esto es que no son solamente cortes, sino que son palabras, significantes sueltos por toda la piel. Me detengo en esto último un momento para luego retomar el objeto bebida.

En el texto citado, Bassols (2015) ubica la importancia de lo escrito. De que algo de lo que “no cesa de no” pueda escribirse, hacerle un borde, circundarlo. Dice que frente a lo imposible de lo que “no cesa de no” pueda escribirse un “cesa de no”. Recordemos que Camille es una periodista de gráfica, es decir, ha hecho de la escritura su profesión con lo cual infiero que se trata de un tratamiento de aquello que se intentó inscribir en la piel llevado a un punto menos lesivo. Ahora bien, en la serie (Adams et al., 2018) vemos dos momentos en los que la reportera va a tener relaciones íntimas con un partenaire de turno. En la primera de esas escenas ella se garantiza que las luces queden apagadas e incluso se deja la ropa puesta. La segunda de esas escenas se da con otra persona, pero la diferencia es que es a la luz del día y que este muchacho cuando comienza a sacarle la ropa Camille dirá: “Nadie puede…” pero él continúa y va leyendo cada una de las palabras que ella había escrito en su cuerpo, Camille sorprendida menciona: “Me estás leyendo”.

Bassols (2015) menciona que hay “una necesidad ética de escribir algo sobre lo imposible de escribir que el trauma trae consigo, una necesidad de elaborar algo de eso.” (p. 11) Finalmente en una de las últimas escenas del último capítulo vemos que Camille entrega el último boceto a su editor, un escrito en el que ella ubica:

En cuanto a mí me perdoné por no haber salvado a mi hermana y me he dedicado a cuidar a la otra. ¿Soy buena cuidando a Amma por bondad o porque tengo la enfermedad de Adora? Vacilo entre las dos. En especial en las noches, cuando mi piel late”. (Adams, et al., 2018, s/p)

El trauma, lo que no cesa de no escribirse es del orden de lo inextinguible, habrá momentos en lo que eso, contingentemente, cesa.

Por último, retomo el uso singular del objeto bebida. Vuelvo a una cita, aunque ahora un poco ampliada, en el momento en que la amiga de la familia comenta el destino de su hermana menor fallecida (Supra, p. 5). En la escena esta persona le invita un Bloody Mary a Camille y le pregunta si le gusta. Finalmente, se autoresponde diciendo que sabe que no los prepara bien y, sin embargo, le menciona que siempre que le pide que se lo tome ella lo hace. Esto da la clave de lo que se trata, Camille se atiborra del objeto oral a condición de no tomar el pecho materno, es la forma de agujerear al Otro, es la forma de construir una falta en el Otro, no cesar de no tomar la “leche materna”. Dicho de otra forma, la ingesta de alcohol es la condición de garantizarse no cesar de no encontrarse con el pecho. Hace del trauma fundante de esa relación con el Otro su salvación.

Referencias

Adams, A., Blum, J., Fienberg, G., Flynn, G., Layton, C., Noxon, M., Rhoades, J., Ross, N., Vallée J-M., Wiseman, M. (Productores ejecutivos). (2018). Sharp Objects [Serie de Televisión]. HBO.

Bassols, M. (1 de julio 2015) La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista. Blog de la Sección La Plata. Escuela de la Orientación Lacaniana.https://blog.eol-laplata.org/la-llamada-perdida-del-trauma-y-la-respuesta-del-psicoanalista/

Freud, S. (1918 [1914]). De la historia de una neurosis infantil. En Obras completas, Vol. XVII. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1919). Lo ominoso. En Obras completas, Vol. XVII. Amorrortu Editores.

Lacan, J. (1957-1958). Las formaciones del inconsciente. En El Seminario de Jacques Lacan. Libro 5. Paidós.

Lacan, J. (1962-1963). La angustia. En El Seminario de Jacques Lacan. Libro 10. Paidós.

Miller, J-A. (2007). Cosas de familia en el inconsciente. Mediodicho, 32, pp. 7-16.



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