[pp. 9-11] Editorial
De Truman Show a Black Mirror: I.A. Omnivoyeur

Juan Jorge Michel Fariña

Universidad de Buenos Aires

jjmf@psi.uba.ar

Eduardo Laso

Universidad de Buenos Aires

lasale_2000@yahoo.com

Paula Mastandrea

Universidad de Buenos Aires

mastandreapaula@gmail.com

En una de sus más bellas y complejas obras, el artista holandés M.C. Escher nos presenta este grabado:

La imagen representa a un joven, abajo a la izquierda, que se encuentra al interior de una galería de arte, contemplando una de las litografías que integra la muestra, la cual se continúa con otras obras hacia la derecha. El cuadro que observa es una imagen del puerto de la ciudad de Malta. Vemos un buque amarrado en primer plano, una franja de agua, y atrás los edificios costeros. Advertimos entonces que en esa parte de paisaje Escher amplifica y distorsiona la escena. ¿Por qué? Para poner el acento en un punto diminuto de uno de los edificios, el cual mirado atentamente revela que se trata del mismo en el que se encuentra el propio joven que observa la imagen… y si aguzáramos el ojo descubriríamos en él una vez más al joven, observando el grabado del cual forma parte. Y así de manera recursiva en una puesta en abismo infinita. [1]

El cine ha sacado amplio provecho de estas paradojas, a la vez visuales y conceptuales. Este número del Journal está dedicado a una de ellas. Se trata del 25 aniversario del estreno de una variación del tema de la película dentro de la película: el film The Truman Show. Los espectadores en la sala de cine vemos una película que es en realidad un programa de televisión que está siendo transmitido las 24 horas… que a su vez muestra la “vida real” de un sujeto que se llama Truman. Los distintos planos se organizan de manera tal que el propio goce del espectador se funde con el de la audiencia del programa. [2] ¿Cómo salir de este bucle? Todo el film es la historia de ese acto. El que debe producir el propio Truman para no quedar atrapado para siempre en esa escena repetida sobre sí misma una y otra vez.

Para abordar este asombroso movimiento hemos incluido cuatro trabajos. Dos de ellos son la reedición, dos décadas después, de sendos escritos de Eduardo Laso y Juan Jorge Michel Fariña, publicados originalmente en ocasión del estreno del film. A estos dos clásicos se le suma una puesta al día de los propios autores sobre los antecedentes y consecuentes de la obra de Peter Weir. El escrito incluye un apartado sobre la más reciente secuela del Truman Show, el homenaje de Charlie Brooker en la temporada 6 (junio 2023) de Black Mirror. Completa el bloque un escrito de Álvaro Fuentes Lenci desde la Universidad de La Plata, el cual pone el film de Peter Weir en interlocución con la obra de Freud y con el experimento de Stanley Milgram.

Y como habitualmente, la revista incluye excelentes contribuciones, que en este número llegan desde universidades de Estados Unidos, Colombia y Ecuador, confirmando el interés que despierta en el ámbito académico el diálogo entre ética y cine. Veamos un anticipo.

En su artículo “Los paisajes del duelo: espacios de pérdida en la costa argentina” Rocío Gordon, desde la Universidad Christopher Newport, recupera tres películas que se emplazan en la costa atlántica –Pinamar (Godfrid, 2016), Las olas (Dagatti, 2017) y Los miembros de la familia (Bendesky, 2019)– y explora los alcances del fallecimiento de la madre en sus protagonistas. La hipótesis de la autora es que el retorno a un lugar transitorio y la materialidad del paisaje se presentan como formas cinematográficas y narrativas de representar la dislocación del yo ante una ausencia.

Tenemos luego “Psicoanálisis en el cine y el teatro. El revés del mensaje entre el director y el espectador como antítesis del discurso científico”, de Carlos Alexis Cabrera Kahuazango, investigador de la Universidad de Nariño/Pasto y la Universidad San Buenaventura. En este texto el autor propone revisar la relación entre una disciplina teórica y este tipo de narrativas audiovisuales como respuesta contracultural al discurso científico actual. Para ello, parte de interrogarse cuáles son los trabajos psíquicos que realizan el director y el espectador ante una película; recorrido que expone principalmente a través de la obra de Freud y Lacan.

En “El origen cinematográfico del colonialismo en Haití: ‘WHITE of ZOMBIE’” Xavier Brito Alvarado, Adriana Rodríguez Caguana y Diego Jadán, desde Ecuador, reflexionan sobre el “cine zombie” y su valor para analizar el colonialismo como discurso histórico aún vigente en las sociedades. El texto comienza con un recorrido histórico de la figura del zombie como imaginario del mundo, que se completa con la revisión de la primera película de esta temática: White Zombie (Halperin, 1932).

En el artículo “El deseo, cuestión existencial, estética y filosófica”, el investigador colombiano Carlos Germán Juliao Vargas explora desde la disciplina filosófica la temática del deseo y su relación con el amor y la pasión. El autor focaliza en el film de Luis Buñuel Ese oscuro objeto del deseo (1977), el cual cataloga como una película que “frustra las interpretaciones, desafía nuestra mirada racional y desenfoca las pistas”. Es por ello que en el texto se exploran distintas perspectivas de esta narrativa a partir del abordaje de autores clásicos y contemporáneos de la filosofía y el psicoanálisis.

Para el cierre, dos aportes desde la Universidad de Buenos Aires. En “El uso del cine como pasador de lo real en la película documental Lemebel”, Isabel Reyes Mosquera analiza el modo a través del cual el arte performático que el artista y escritor chileno realiza con su cuerpo transmite un mensaje al espectador. Para ello, recupera los tres registros lacanianos: real, simbólico e imaginario y propone su lectura sobre el modo en que el cine permite bordear lo real a través de lo imaginario.

Y en “El arte total de Eisenstein: la ideología detrás de Lo viejo y lo nuevo” Tomás Viera, investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, analiza clásicos del cine soviético con el fin de explorar cómo las tensiones ideológicas de fines del siglo XIX en Rusia pudieron manifestarse más allá de las voluntades aparentemente opuestas del arte y la política. El autor se apoya en la teoría lacaniana sobre el inconsciente y expone cómo se presenta el ideal del yo bolchevique en distintas escenas del film.

Como se puede apreciar, una producción heterogénea y atrapante que aborda el cine desde la filosofía y el psicoanálisis, pero también desde la teoría anticolonialista, el lenguaje teatral y la dislocación formal en el arte y en la política.

¿Cuál es, en este contexto, el lugar de la ética? Volviendo a Truman, se trata del acto. De cómo rescatar el acontecimiento subjetivo frente al atolladero teórico y político de la época. Que una serie de culto como Black Mirror haya advertido el punto resulta interesante. Porque le da la razón a Harari (2018) cuando dice que “desde una perspectiva política hoy es más valiosa una película de ciencia ficción que un artículo en Nature o Science”. ¿En qué sentido hay que leer la frase? Por cierto, no en su versión derrotista, sino en la de otorgar a narrativa poética, como al psicoanálisis, el lugar de refugio del sujeto frente a la formalización lógica de la ciencia. Formalización de la pura sintaxis que promueve un atolladero teórico en el que se confunden y pierden apocalípticos e integrados.

Este número de Etica&Cine Journal, que incorpora a Eduardo Laso como editor invitado, ofrece algunas claves para salir de tal atolladero. El mismo que debió sortear Lacan cuando en los años 50 del siglo pasado Turing inventó la primera computadora. Frente a la inquietud de uno de sus discípulos, ofreció esta respuesta, que por cierto mantiene toda su vigencia:

Nada de sentimientos. No vaya a decir que la máquina es una malvada y estorba nuestra existencia. No se trata de eso. La máquina es únicamente la sucesión de los pequeños 0 y los pequeños 1. Y, además, el problema de si es humana o no está totalmente resuelto: no lo es. Sólo que también hay que averiguar si lo humano, en el sentido en que usted lo entiende, es tan humano. (Lacan, 1977, P. 471)

Referencias

Harari, Y.N. (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Debate.

Lacan, J. (1977). El Seminario: Libro 2 "El yo en la teoría de Freud y en la técnica
psicoanalítica"
. Paidós, 1983.



NOTAS

[1La obra de Escher se titula justamente “Galería de grabados” (1956). El “efecto Droste” de recursividad en abismo se puede observar claramente en la siguiente animación: https://www.youtube.com/watch?v=9WHdyG9mJaI&ab_channel=EscherGranada

[2Una idea similar acaba de proponer Charlie Brooker con el primer episodio de la nueva temporada de Black Mirror “Joan is Awful”, un homenaje al film de Peter Weir presentado también bajo la figura de puesta en abismo.